19 May 2022

Niños con altas capacidades: ¿Qué hay detrás de su intelecto?

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Probablemente, cuando estabas esperando el nacimiento de tu hijo, tenías expectativas sobre cómo te gustaría que fuese. Pensando en sus oportunidades de evolución personal, parece lógico imaginar que la vida de un niño con altas capacidades sería mejor que la del resto de los comunes.

Sin embargo, un nivel intelectual por encima de la media no es sinónimo de éxito, ¡ojo! tampoco de lo contrario. La diferencia la marca que se proporcione a las personas con altas capacidades la atención que precisan. Especialmente durante la infancia para que desarrollen todo su potencial y se sientan cómodos con lo que son. De ahí que sea esencial detectar las altas capacidades en niños, cuanto antes, mejor.

La realidad de las altas capacidades en niños

Desafortunadamente, seguimos inmersos en una sociedad en la que ser diferente, salirse de lo “normal”, es un problema. Hasta tal punto que sufren de inadaptación tanto las personas con disfunciones o discapacidades como las que presentan altas capacidades intelectuales. 

Esta última es una realidad que confirman los padres de estos pequeños, a veces, mal llamados superdotados, a la que se suman problemas como la falta de apoyo educativo específico, entre otras ayudas que necesitan.

Los psicólogos, además, somos conscientes del gran desconocimiento que existe sobre este tema y que se traduce en las enormes dudas con las que acuden estos progenitores cuando vienen a consulta. Estás son dos de las que más se repiten:

1. ¿Cómo duermen los niños con altas capacidades?

En principio, el sueño no tiene por qué verse afectado por la capacidad intelectual de tu hijo. Aún así, parece que es relativamente frecuente que duerman menos horas, sin que les afecte negativamente. Entre las razones de esa menor necesidad de sueño puede haber distintas explicaciones:

  • - Se cansan menos, porque tienen un mayor nivel de energía.

  • - Su hiperactividad hace que les resulte más difícil desconectar.

  • - La curiosidad les motiva para estar siempre alerta y no se quieren perder nada, un poco con la sensación de que dormir es perder el tiempo.

Pero insistimos que esta situación no es intrínseca con las altas capacidades. Hay niños que duermen con la horas que se consideran normales para su edad e, incluso, hay otros que duermen más de esas 8 horas recomendadas.

     

Efectivamente, hay determinadas pruebas específicas que ayudan a diagnosticar las altas capacidades intelectuales en la infancia. Entre los más usados destacan el test Kaufman, la Escala Weschler o la Stanford-Binet.

Pero, desde la Psicología es más importante abordar este asunto con una perspectiva integral que analicen otras capacidades como la creativa, la musical o la emocional, por lo que, actualmente, un diagnóstico de altas capacidades (AACC), no solo está determinado por el resultado en términos de CI de la escala Weschler, sino que, también requiere de una evaluación de la creatividad y de la manera en la que el niño siente.

¿Cómo saber si mi hijo tiene altas capacidades?

Ya hemos señalado, que las altas capacidades intelectuales pueden generar ciertos problemas en las personas adultas. Por tanto, es lógico deducir que las altas capacidades en niños merecen un seguimiento específico. Para los padres es prioritario saber detectar si su hijo tiene una capacidad intelectual superior y, así, poder actuar en consecuencia.

Por un lado, en casa puedes fijarte en ciertas señales de alerta, siempre teniendo en cuenta que no existe un perfil único de niño con altas capacidades. Por eso, debes tomar estos síntomas como pistas. Solo un psicólogo, después de conocer a tu hijo y realizarle alguno de los test de altas capacidades antes citados, podrá confirmar el diagnóstico. 

Generalmente, son niños con:

  • Un desarrollo precoz del lenguaje: con apenas un año o año y medio, manejan un vocabulario muy superior y más variado que el esperado a esa edad. No solamente tienen un léxico más rico, sino que también la manera en la que construyen sus frases es más compleja.

  • Son más rápidos en el aprendizaje de las materias básicas (Matemáticas, Lectura, Escritura).

  • Muestran una curiosidad temprana por asuntos más conceptuales o abstractos: el universo, la muerte, el origen de la vida…

  • Son muy observadores.

  • Tienen gran capacidad de concentración, sobre todo, en temas que llamen su atención, y son persistentes en la obtención de los objetivos que se proponen.

  • Intensidad emocional: las altas capacidades intelectuales suelen llevar asociada una alta emotividad. Son niños hipersensibles, con reacciones aparentemente desproporcionadas.

  • Hiperactividad: para satisfacer esa curiosidad innata, los niños con altas capacidades suelen mostrar interés por numerosas actividades y aficiones de lo más diversas.

  • Tendencia al aburrimiento: no es contradictorio con el punto anterior, porque ese hastío es producto de la falta de respuestas al nivel de sus demandas. Es bastante frecuente que sean alumnos con bajo rendimiento escolar y problemas de conducta según van pasando los cursos y no se satisface su “apetito intelectual”.

Se calcula que la incidencia de las altas capacidades en niños se sitúa entre el 3% y el 5% de la población, por lo que es esencial que los profesionales proporcionemos a estos pequeños y sus padres apoyo y asistencia desde el inicio para que se desarrollen en plenitud. Afortunadamente, cada vez existen más psicólogos y consultas psicológicas que se han especializado en este campo. No dudes en contar con ellos para descubrir y conocer cómo piensa tu hijo, cómo siente y, sobretodo, para entender cómo puedes ayudarle a crecer más feliz, gracias a una singularidad que puede generar mucha frustración, y ser, también, maravillosa.