Tratamiento de la agorafobia - Terapia para adultos en Palma

Tratamiento de la agorafobia


Sabes de mi interés por descubrirte una Psicología que no responde exclusivamente a la necesidad de intervenir frente a trastornos emocionales o mentales. Pero, por supuesto, eso no implica que les reste importancia a las actuaciones terapéuticas ante cuadros serios de problemas psicológicos. De hecho, una de las situaciones más paralizantes y angustiosas que afronto en mi consulta es la que se refiere a la agorafobia.

Esta variante de la ansiedad se caracteriza por un miedo incontrolable a los posibles peligros que hay en el exterior. Tan limitadora es la agorafobia que, un gesto tan sencillo como traspasar la puerta de tu casa, es para ti un esfuerzo titánico. Y de no tratarse a tiempo, puede llevarte a un completo aislamiento social, con graves secuelas para tu día a día. Te animo a que encontremos juntos una respuesta que te permita olvidarte definitivamente de esta dificultad, y recuperar el control de tu vida. ¡Porque la agorafobia se supera, no lo dudes!

El papel de los psicólogos es ofrecerte apoyo para que puedas superar cualquier trastorno mental o emocional. Tú has dado el primer paso decisivo, afrontar que tienes un problema y pedirnos ayuda. A partir de ahora, todo será más sencillo de lo que imaginas. La terapia para la agorafobia empieza por algo tan importante como sentarnos a dialogar. Vamos a hacer una pausa, a tomarnos tiempo para reflexionar y, poco a poco, encontrar las respuestas exclusivas que tú necesitas.

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Cuando el peligro está en tu interior

Tratamiento de la agorafobia - Terapia para adultos en Palma

De forma generalizada, identificamos la agorafobia con el pánico irracional a los espacios abiertos. Pero, realmente, la imposibilidad de realizar cualquier actividad en un entorno social o estar en un lugar público es una consecuencia. La agorafobia es un proceso más complejo. Todo suele iniciarse con una experiencia negativa que te deja un impacto tan profundo que evitas volver a encontrarte en esa situación. Tu inseguridad va en aumento, y el rechazo a ponerte ante cualquier posible peligro se va ampliando a más y más lugares o actividades. Al final, solo te sientes bien en casa o en entornos muy familiares que tienes totalmente controlados.

Con una zona de confort tan reducida, llevar una vida "normal" es imposible. Tu trabajo, tus relaciones sociales y familiares, todos son ámbitos que se ven afectados por la agorafobia. Porque la sensación agorafóbica se mueve en un círculo cerrado que se retroalimenta. Te sientes atemorizado, pones nombre al peligro que lo genera y, a la vez, te preocupas por el mero hecho de sentir miedo. El resultado, dejas de hacer aquellas actividades o visitar los lugares que relacionas con tu temor, porque crees que así evitas sentirte mal. Pero lo único que consigues es sumergirte aún más profundamente en tu problema.

Desde mi experiencia, necesitas una mirada distinta para salir ese laberinto. Porque, en un trastorno de agorafobia, el enemigo juega en casa. El peligro que te tiene atenazado no es externo, está en tu mente. Da igual cuál haya sido el origen, o que no haya ningún peligro real. Tu mente lo visualiza, y eso es suficiente para condicionar tu vida. Trabajemos en positivo con tus pensamientos y emociones. Eres lo que piensas, solo tienes que descubrirlo.

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¿Cómo saber si lo que sufres es agorafobia?

El primer paso imprescindible para superar un trastorno psicológico es que seas consciente de lo que te pasa. En el caso de la agorafobia, dada su complejidad, es fácil que, si no indagas más, lo confundas con otro tipo de disfunción. O, incluso, como tiene alertas físicas similares a las de un ataque al corazón, puede que te convenzas de que estás enfermo. Sin embargo, hay unas señales inconfundibles que permiten identificar la agorafobia. Síntomas que, además, aparecen haya o no ataques de pánico simultáneos.

Independientemente de los síntomas físicos que preceden a una crisis de ansiedad (sudoración, taquicardias, sensación de ahogo, sequedad en la boca, sofocos o dolor en el pecho), existen unas conductas claramente asociadas a la agorafobia. El comportamiento evasivo sería la más evidente de estas señales. Ante la más remota posibilidad de exponerte a la situación que te aterra, le das la espalda. Y lo haces extensivo a cualquier lugar o acontecimiento que te lo recuerde.

Otra señal asociada a este trastorno son las llamadas cogniciones catastróficas. Lo que hacen es acentuar ese miedo al miedo que está en el trasfondo de la agorafobia. Porque empiezas a sentir temor al pensar en las consecuencias dañinas que tu ansiedad va a tener en tu vida social y laboral. Te imaginas paralizado, gritando o llorando en la oficina, con todo el mundo mirándote como si estuvieses loco. O perdido en medio de la calle, incapaz de regresar a casa. Con la terapia adecuada, conseguiremos también que desaparezcan esos síntomas asociados. ¡Recuperarás el dominio sobre tu forma de actuar!

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Agorafobia y ataques de pánico

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Este trastorno de ansiedad presenta innumerables variantes. Pero la forma más frecuente es que acabe asociado a ataques de pánico. De hecho, se ha documentado que aparecen conjuntamente en el 75% de las personas. Y, además de ser la más común, esta combinación da como resultado la agorafobia más invalidante. ¿Por qué? Pues porque ya has experimentado que cuando intuyes el peligro, te sobrepasa un sentimiento de indefensión y aparecen unos síntomas físicos muy reales que acrecientan tu sensación de miedo. Palpitaciones, sudores, mareos y falta de aliento son las señales más visibles de un ataque de pánico. Todo surge de forma repentina y sin que tú tengas ninguna posibilidad de control sobre esa situación. Y, a tu miedo inicial, se suma el miedo a no recibir ayuda ante esta crisis aguda de ansiedad.

Sí, sé perfectamente que el sufrimiento durante los minutos que dura un ataque de pánico es tan fuerte, que harás lo posible para evitar verte de nuevo en una situación que pudiese provocar otra crisis similar. La agorafobia encuentra en esta actitud preventiva su caldo de cultivo perfecto. Si no sales de casa, no hay riesgo de peligro, y el ataque de pánico no va a aparecer. Por lo tanto, ¡problema resuelto!

Sin embargo, adoptar esta postura solo te conduce a prolongar y ahondar tu agorafobia. Al cabo de un tiempo, lo que te queda es un enraizado miedo al miedo. Todo empieza a perder sentido, porque te obsesionas con la posibilidad de recaer. Esos pensamientos anticipatorios van agravando tu ansiedad. Es nuestra tarea dar con la forma de exposición controlada que te permita ir recuperando el control y manejando progresivamente tu miedo.

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Agorafobia y adicciones

Claro que no siempre puedes alejarte de las situaciones que te generan pánico. En el supuesto de que tengas que estar presente, tomas una actitud defensiva que te ayude a rebajar la ansiedad que sufres. ¡Cuidado, porque entras en un terreno que puede ser tan peligroso o más que la propia agorafobia! Y es que una de las conductas defensivas más frecuentes es la que está asociada a las adicciones. ¿Quién no se ha pasado con el alcohol en una fiesta en la que se sentía desplazado, como herramienta para desinhibirse?

Tomarte una copa nunca es la solución. Tampoco automedicarte, o drogarte. Ni siquiera esa excusa tan habitual de fumar como un mecanismo para relajarte y enfrentarte con más serenidad a una situación problemática. Porque estas muletillas no te generan seguridad sino dependencia. Cuando estos gestos dejen de ser anecdóticos y se conviertan en tu única respuesta, acabarás "enganchado". Seguirás sin poder enfrentarte a tu miedo, y solo habrás ganado en inseguridad.

Como terapeuta, me preocupa igual que tu adicción sea a una sustancia que a un amuleto o ritual. Es verdad que estos dos últimos no son dañinos para tu salud física, pero sí para la mental. No poder salir de casa sin llevar ese objeto especial en tu bolsillo no contribuye a superar tu agorafobia. Ni te hace perder el miedo. Encontraremos la forma de que tu única superstición sea creer en tus posibilidades de afrontar las dificultades. ¡Ser tú mismo es tu mejor defensa!

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Y ¿por qué yo?

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Como psicóloga debo comenzar con un mensaje tranquilizador. La agorafobia no está relacionada con ninguna enfermedad, ni física ni mental. En todo caso, su aparición puede relacionarse con una especie de hipersensibilidad que hace que reacciones de forma excesiva ante situaciones de lo más cotidiano, pero que tú sientes como peligrosas. Entonces, ¿por qué esa percepción tan exagerada del peligro?

Realmente, no existe una explicación sobre el detonante que está detrás de estas crisis de ansiedad agorafóbicas. En ocasiones, haber sufrido una enfermedad prolongada, que te ha mantenido en casa, aislado durante un tiempo, puede dejarte una secuela de inseguridad que desemboque en agorafobia. Una etapa especialmente estresante o un acontecimiento angustioso son otros posibles motivos.

Más que el origen, lo que es verdaderamente determinante es la asociación que tu mente hace de ciertas situaciones, y el malestar que te provocan. Ahí es donde está la clave. Porque, de forma inconsciente, cuando vuelves a ese lugar o vives esa experiencia de nuevo, lo haces con una predisposición a la preocupación. Y, lejos de matizarse con el tiempo e ir desapareciendo por sí solo, el problema va acrecentándose. Hasta que decides que solo hay una forma de sentirte bien… No hacerlo. La agorafobia empieza a entrar en un punto sin retorno del que no puedes salir por ti mismo. Pero ¡sí con el apoyo de un psicólogo!

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Algunos síntomas muy específicos

Una de las características más definitorias de la agorafobia es lo que los psicólogos denominamos desrealización. Lo que comprobamos al empezar a tratarte es que tienes una percepción irreal del mundo, como si vivieses dentro de un sueño. Lo que ocurre a tu alrededor no va contigo, te sientes ajeno, pareces como un mero observador. Es un mecanismo de desconexión de tu mente para distanciarte de algún suceso que te es especialmente doloroso. Estableces una distancia de seguridad para mantenerte alejado, ya que te sientes incapaz de gestionar las emociones que te provoca.

Y, para completar el cuadro, también te sientes como un extraño ante tu propio yo. Esta despersonalización te desliga hasta de tu propio cuerpo. Muchos pacientes nos describen que se sienten como si ejecutasen los movimientos de una forma autómata, como si fuesen un robot. Un alejamiento que también afecta a tus emociones, porque experimentas una apatía sentimental que puede hacer hasta que olvides tus recuerdos.

Tanto la desrealización como la despersonalización están muy relacionados con el pánico. Tu mente se está defendiendo ante el dolor. Pero no te preocupes, porque no son estados permanentes. Una vez que hayamos avanzado y superado tu agorafobia, estos síntomas desaparecerán. ¡Sentir volverá a ser parte esencial de tu bienestar emocional!

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¿Cómo te ayuda la terapia para la agorafobia?

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Respecto al tipo concreto de terapia que se aplica en los casos de la agorafobia, el más frecuente y efectivo es el enfoque cognitivo-conductual. No es la única fórmula, también está la terapia de exposición o, incluso, los tratamientos farmacológicos. Solo después de conocerte y valorar tus circunstancias personales, abordaremos la solución desde la perspectiva que más se adecúe a tu realidad y preferencias.

Sin embargo, de forma general, la terapia cognitivo conductual es la más recomendable. Es más eficaz porque se asienta en tres pilares que abordan todos los frentes de este trastorno de ansiedad. Por una parte, trabajaremos algunas técnicas de relajación para que puedas controlar los ataques de pánico antes de que ellos te dominen.

Además, te convierte a ti en el absoluto protagonista de tu tratamiento. Esta terapia tiene un componente psicoeducativo que resulta especialmente interesante para la agorafobia. Porque se trata de proporcionarte información, toda la información para que entiendas perfectamente qué te pasa. Una información que es poder, es capacidad para recuperar el control sobre tu mente. Finalmente, nos volcamos en proporcionarte las habilidades concretas que te permitan modificar tus pensamientos distorsionados, los que te hacen sentir ese pánico paralizante que te impide ser tú mismo.

El poder transformador de los pensamientos es increíble. Tú eres quien va a conseguir superar su agorafobia. Nuestro papel se limita a recordarte que dispones de herramientas para hacerlo. ¡Y para seguir evolucionando tanto como desees!